¿Por qué el bricolaje relaja?
El bricolaje y la jardinería son actividades de ocio que contribuyen a la mejora del estado de ánimo y a estar en forma. Pero, ¿cuáles son sus beneficios mentales y físico?
Según la psicóloga Elisabeth Rusiñol, “realizar una acción que nos gusta, no solo nos relaja, sino que también nos permite disfrutar de un tiempo en el que permanecemos atentos a algo que nosotros mismos hemos escogido. El hacer esa elección ya nos “empoderiza” y nos hace sentir satisfechos. Pero si además, la actividad de ocio que escogemos, requiere utilizar nuestras manos, como en el caso del bricolaje, podemos afirmar que se trata de una actividad de ocio terapéutico ya que, al tener que emplear todos nuestros sentidos, nos sentimos más conectados con lo que estamos haciendo y nos llegamos a implicar emocional y personalmente”.
¿Qué síntomas o situaciones puede mejorar?
Al requerir de una concentración buscada, los principales beneficios físicos y mentales que aportan el bricolaje y la jardinería son:
1.Reducir el estrés y la ansiedad;
2.Estimular la creatividad;
3.Potenciar la capacidad de resolución de problemas no convencionales;
4.Aumentar el grado de satisfacción por el ahorro económico que suponen (al realizar los trabajos nosotros mismos no hay necesidad de contratar a terceros).
Por otro lado, hay recientes estudios científicos, como el realizado por The Swedish School of Sport y publicado en el British Journal of Sports Medicine, que incluso afirman que ambas actividades pueden reducir el riesgo cardíaco y de derrame cerebral. Además, desde el punto de vista de la prevención también proporcionan una buena salud ocular.
¿A qué personas se recomienda?
Rusiñol indica que el bricolaje y la jardinería están especialmente indicados a personas con un sobreesfuerzo intelectual (debido por ejemplo a permanecer muchas horas delante de un ordenador). También a personas con un trabajo muy rutinario y poco creativo, ya que ambas actividades dan la posibilidad a hacer “volar” nuestra creatividad e imaginación, así como estimular sentidos que de normal no haríamos, como el tacto en el caso del bricolaje, y el olfato en el caso de la jardinería.
Esto mismo explica que en realidad sean beneficiosas para todas las personas que quieran sentirse realizadas, llenas y funcionales, y aprender a usar y explotar su creatividad. También para las que deseen hacer algo por ellas mismas o para los demás, quieran sentirse mejor con su entorno, incluso aunque solo sea para mejorarlo estéticamente.
En cuanto a los grupos de edad, se recomienda especialmente a personas que están jubiladas y que se sienten capaces de hacer cosas en beneficio propio o ajeno.
¿Qué actividades son las más adecuadas para iniciarse?
Lo más recomendable es iniciarse poco a poco. Ir de menor a mayor complejidad y siempre contando con altas dosis de realismo en relación a nuestras posibilidades. Hay que evitar frustrarse con proyectos poco realistas alejados de nuestro nivel de aptitud y aprendizaje.
En terapia infantil, ¿puede ayudar el bricolaje o la jardinería?
Para Elisabeth Rusiñol, estas actividades pueden potenciar y estimular las capacidades de los más pequeños en las diferentes etapas de desarrollo. Así por ejemplo, incluir actividades de bricolaje estimula el desarrollo de la “inteligencia espacial”, que es la habilidad de apreciar con certeza la imagen visual y espacial; de representarse gráficamente las ideas; y de sensibilizar el color, la línea, la forma, la figura, el espacio y sus interrelaciones.
Por otro lado, la jardinería supone un buen estímulo para la “inteligencia naturalista”, mejorando el entendimiento del entorno natural y la observación científica de la naturaleza. También, la capacidad para conectarse con el mundo natural y convivir armónicamente con animales y vegetales, así como la capacidad para el cuidado del medio ambiente.
Fuente: Brico
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